Es, en Buenos Aires, 100 de Abril.
La fecha es loca, pero es:
tiene cien dĂas cada mes,
desde tu ausencia, o tiene mil.
Más de mil. Yo, ya lo sé.
Hoy, te escribo aquà en nuestro café,
"Juncal y el Cielo...", te acordas?,
todo era chico para vos,
menos tus ansias de partir
sin volver. Vos, lo sabés.
SentĂs, querida mĂa,
hermana de Lo Lejos,
que en todas las fronteras
del tiempo estoy luchando?
Provoco a los relojes
y a muerte los peleo:
a veces ganan ellos,
y a veces voy ganando yo.
No: yo viajo en viento
y viajo en verso, y vieras vos,
los colectivos echan alas para mĂ,
y asà viajar nunca podrás,
por más boletos que tengás,
por más echada para atrás,
la plata compra nada más
que un pasajero ir y venir
a ras del cero, pobre amor,
como vos, ay!, como vos.
SĂ, en Buenos Aires, para mĂ,
los doce meses son abril,
y cuatro otoños tengo yo
desde tu fuga, o cuatro mil.
Tal vez más. Yo, ya lo sé.
Sé que en donde estés te alcanzará
mi voz caliente, no la oĂs?,
desacatada voz, mi voz
que no te quiso despedir:
se calló. Vos lo sabés.
SentĂs las soledades
porteñas de este canto
tan dueño de mis penas,
mi tango compañero?
Por eso, y porque quiero,
lo canto preguntando
qué sol desesperado
alumbra tu regreso? Ay!
No, no estás ahora
en este Sur que hermoseará
nuestra tristeza en rebelión que no entendés,
y tantas cosas. Pero chau,
que en el café van a cerrar,
y afuera un poco entrĂł a llorar
y adentro un poco entrĂł a llover.
Mi carta no te mandaré,
la sudestada la borrĂł.
Como a vos, ay!, como a vos.