Con permiso via a dentrar Aunque no soy convidao, Pero en mi pago, un asao No es de naides y es de todos. Yo via cantar a mi modo Después que haiga churrasquiao
No tengo Dios pa pedir Cuartiada en esta ocasión, Ni puedo pedir perdón Si entuavía no hei faltao; Veré cuando haiga acabao; Pero ésa es otra cuestión.
Yo sé que muchos dirán Que peco de atrevimiento Si largo mi pensamiento Pa'l rumbo que ya elegí, Pero siempre hei sido ansí; Galopiador contra el viento.
Eso lo llevo en la sangre Dende mi tatarabuelo. Gente de pata en el suelo, Fueron mis antepasaos; Criollos de cuatro provincias Y con indios misturaos.
Mi agüelo fue carretero, Mi tata fue domador; Nunca se buscó un dolor Pues curaban con yuyos, O escuchando los murmuyos De un estilo de mi flor.
Como buen rancho paisano Nunca faltó una encordada, de ésas que parecen nada Pero que son sonadoras. Según el canto y la hora Quedaba el alma sobada.
Mi tata era sabedor Por lo mucho que ha rodao. Y después que había cantao Destemplaba cuarta y prima, Y le echaba un poncho encima “pa que no hable demasiado...”
La sangre tiene razones Que hacen engordar las venas Pena sobre pena y penas Hacen que uno pegue el grito. La arena es un puñadito Pero hay montañas de arena.
No sé si mi canto es lindo O si será medio triste; Nunca fui zorzal, ni existe Plumaje más ordinario. Yo soy pájaro corsario Que no conoce el alpiste.
Vuelo porque no me arrastro, Que el arrastrarse es la ruina; Anido en árbol de espinas Lo mesmo que en cordillera Sin escuchar las zonceras Del que vuela a lo gallina.
No me arrimo así nomás A los jardines floridos. Sin querer vivo advertido Pa’ no pisar el palito. Hay pájaros que solitos Se entrampan por presumidos.
Aunque mucho he padecido No me engrilla la prudencia. Es una falsa experiencia Vivir temblándole a todo. Cada cual tiene su modo; La rebelión es mi cencia.
Pobre nací y pobre vivo Por eso soy delicao. Estoy con los de mi lao Cinchando tuitos parejos Pa’ hacer nuevo lo que es viejo Y verlo al mundo cambiao.
Yo soy de los del montón, No soy flor de invernadero. Soy como el trébol pampero, Crezco si hacer barullo. Me apreto contra los yuyos Y así lo aguanto al pampero.
Acostumbrao a las sierras Yo nunca me sé marear, Y si me siento alabar Me voy yendo despacito. Pero aquel que es compadrito Paga pa’ hacerse nombrar.
Si alguien me dice señor, Agradezco el homenaje; Más, soy gaucho entre el gauchaje Y soy nada entre los sabios. Y son pa’ mí los agravios Que le hacen al paisanaje.
La vanidá es yuyo malo Que envenena toda huerta. Es preciso estar alerta Manejando el azadón Pero no falta el varón Que la riegue hasta en su puerta.
El trabajo es cosa buena Es lo mejor de la vida Pero la vida es perdida Trabajando en campo ajeno. Unos trabaja de trueno Y es para otro la llovida.
Trabajé en una cantera De piedritas de afilar. Cuarenta sabían pagar Por cada piedra pulida, Y era a seis pesos vendidas En eso del negociar.
Apenas el sol salía Ya estaba a los martillazos, Y entre dos a los abrazos Con los tamaños piegrones, Y por esos moldejones Las manos hechas pedazos.
Otra vez fui panadero Y hachero en un quebrachal; He cargao bloques de sal Y también he pelao cañas, Y un puñado de otras hazañas Pa’ mi bien o pa’ mi mal.
Buscando de desasnarme Fui pinche d escribanía; La letra chiquita hacía Pa’ no malgastar sellao, Y era también apretao El sueldo que recibía.
Cansao de tantas miserias Me largué pal Tucumán. Lapacho, aliso, arrayán, Y hacha con los algarrobos. ¡Uno cincuenta! Era robo pa’ que uno tenga ese afán.
Sin estar fijo en un lao A toda labor le hacía, Y ansí sucedió que un día Que andaba de benteveo Me topé con un arreo Que dende Salta venía.
Me picó ganas de andar Y apalabré al capataz, Y ansí, de golpe nomás El hombre me preguntó: -¿Tiene mula? –Cómo no -le dije-. Y hambre, de más.
A la semana de aquello Repechaba cordilleras, Faldas, cuestas y laderas Siempre pal lao del poniente, Bebiendo agua de vertiente Y aguantando las soleras.
Tal vez otro habrá rodao Tanto como he rodao yo, Y le juro, creameló, Que he visto tanta pobreza, Que yo pensé con tristeza: Dios por aquí no pasó.
Se nos despeñó una vaca Causa de la cerrazón, Y nos pilló la oración Cuereando y haciendo asao; Dende ese día, cuñao Se me gastó mi facón.
Me sacudí las escarchas Cuando bajé de los Andes, Y anduve en estancias grandes Cuidando unos parejeros; Trompeta, tapa y sombrero, Pero pa’ los peones, de ande.
La peonada, al descampao, El patrón, en Güenos Aires. Nosotros, el cu...ello al aire Con las caronas mojadas, Y la hacienda de invrnada Más relumbrona que un fraile.
El estanciero tenía También sus cañaverales, Y en los tiempos otoñales Juntábamos los andrajos, Y nos íbamos p’abajo Dejando los pedregales.
Allí nos amontonaban En lote con otros criollos, Cada cual buscaba un hoyo Ande quinchar su guarida, Y pasábamos la vida Rigoriaos y sin apoyo.
Faltar, no faltaba nada: Vino, café y alpargatas. Si habré revoliao las patas En gatos y chacareras. Recién la cosa era fiera Al dir a cobrar las latas.
¡Que vida más despareja! Todo es ruindad y patraña; Pelar caña es una hazaña Del que nació pal rigor. Allá había un solo dulzor Y estaba adentro e’ la caña.
Era un consuelo pal pobre Andar jediendo a vinacho. Hombres grandes y muchachos Como malditos en vida, Esclavos de la bebida Se la pasaban borrachos.
¡Tristes domingos del surco los que yo he visto y vivido! Desparramaos y dormidos En la arena amanecían, Y lo mejor soñarían Con la muerte o el olvido...
Riojanos y santiagueños, Salteños y tucumanos, Con el machete en la mano Volteaban cañas maduras, Pasando las amarguras Y aguantando como hermanos.
¡Rancho techao con maloja, vivienda del pelador! En medio de ese rigor No faltaba una vihuela, Con que el pobre se consuela Cantando coplas del amor.
Yo también, que desde chango Unido al canto crecí, Más de un barato pedí Y pa’ los piones cantaba. ¡Lo que a ellos les pasaba también me pasaba a mí!
Cuando yo aprendí a cantar Armaba con pocos rollos. Y en la orilla de un arroyo Bajo las ramas de un sauce, Crecí mirando en el cauce Mis sueños de pobre criollo.
Cuando sentí una alegría; Cuando un dolor me golpió; Cuando una duda mordió Mi corazón de paisano, Desde el fondo de los llanos Vino un canto y me curó...
En esos tiempos pasaban Cosas que no pasan ya. Cada cual tenía un cantqar O copla de anochecida. Formas curar la herida Que sangra en el trajinar.
Algunos cantaban bien. Otros, pobres, más o menos... Mas no eran cantos ajenos, Aunque marca no tenían. Y todos se entretenían Guitarreando hasta el desvelo.
Por áhi se allegaba un máistro, De esos puebleros letraos; Juntaba tropa e versiaos Que iban después a un libraco, Y el hombre forraba el saco Con lo que otros han pensao.
Los piones formaban versos Con sus antiguos dolores. Después viene los señores Con un cuaderno en la mano, Copian el canto paisano Y presumen de escritores.
El criollo cuida su flete, Su guitarra y su mujer; Siente que enfrenta un deber Cada vez que da la mano, Y aunque pa’ todo es baquiano Sólo el canto ha de perder.
¡Coplas que lo acompañaron en los quebradas desiertas, aromas de flores muertas y de patriadas vividas, fueron la luz encendida para sus noches despiertas!...
Se aflije si se le pierde Un bozal, un maneador, Pero no siente furor Si al escucharle una trova, Viene un pueblero y le roba Su mejor canto de amor.
De seguro, si uno piensa Le halla el nudo a la madeja, Porque la copla más vieja, Cómo la ráiz de la vida, Tiene el alma por guarida, Que es ande anidan las quejas.
Por eso el hombre al cantar Con emoción verdadera, Echa su pena p’ajuera Pa que la lleven los vientos, Y ansí, siquiera un momento se alivia su embichadera.
No es que no ame su trova Ni que desprecee su canto. Es ciomo cuando un quebranto En la noche de los llanos Hace aflojar al paisano Y el viento le lleva el llanto.
En asuntos del cantar, La vida nos va enseñando Que sólo se va volando La copla que es livianita. Siempre caza palomitas Cualquiera que anda cazando...
Pero si el canto es protesta Contra la ley del patrón, Se arrastra de peón a peón En un profundo murmuyo, Y marcha al ras de los yuyos Como chasque en un malón.
Se pueden perder mil trovas Ande se canten quereres, Versos de dichas, placeres, Carreras y diversiones; Suspiros de corazones Y líricos padeceres.
¡Pero si la copla cuenta del paisanaje la historia, ande el peón vueltea la noria de las miserias sufridas, ésa, se queda prendida como abrojo en la memoria!
Lo que nos hizo dichoso Tal vez se pueda olvidar; Los años en su pasar Mudarán los pensamientos. Pero angustias y tormentos Son marcas que han de durar...
Estas cosas que yo pienso No salen por ocurrencia. Para formar mi esperencia Yo masco antes de tragar. Ha sido largo el rodar De ande saqué la advertencia.
Si uno pulsa la guitarra Pa cantar cosas de amor, De potros, de domador, De la sierra y las estrellas, Dicen: ¡Qué cosa más bella! ¡Si canta que es un primor!
Pero si uno, como Fierro, Por áhi se larga opinando, El pobre se va acercando Con las orejas alertas, Y el rico vicha la puerta Y se aleja reculando.
Debe trazar bien su melga Quien se tenga por cantor, Porque sólo el impostor Se acomoda en toda huella. Que elija una sola estrella Quien quiera ser sembrador...
En el trance de elegir Que mire el hombrep’adentro, Ande se hacen los encuentros De pensares y sentires. Después... que tire ande tire, Con la concencia por centro.
Hay diferentes montones, Unos grandes y otros chicos. Si va pa'l montón del rico El pobre que piensa poco Detrás de los equívocos Se vienen los perjuricos.
Yo vengo de muy abajo, Y muy arriba no estoy. Al pobre mi canto doy Y así lo paso contento, Porque estoy en mi elemento Y áhi valgo por lo que soy.
Si alguna vuelta he cantao Ante panzudos patrones He picaneao las razones Profundas del pobrerío. Yo no traiciono a los míos Por palmas ni patacones.
Aunque canto en todo rumbo Tengo un rumbo preferido. Siempre canté estremecido Las penas del paisanaje, La explotación y el ultraje De mis hermanos queridos.
Pa que cambiaran las cosas Busqué rumbo y me perdí; Al tiempo, cuenta me dí Y agarré por buen camino. ¡Antes que nada, argentino; y a mi bandera seguí...!
Yo soy del norte y del sur, Del llno y del litoral; Y nadie lo tome a mal Si hay mil gramos en el kilo. Ande quiera estoy tranquilo Pero ensillao, soy bagual.
El cantor debe ser libre Pa desarrollar su cencia. Sin buscar la conveniencia Ni alistarse con padrinos. De esos oscuros caminos Yo ya tengo la experiencia.
Yo canto, por ser antiguos Cantos que ya son eternos; Y hasta parecen modernos Por lo que en ellos vichamos. Con el canto nos tapamos Para entibiar los inviernos...
Yo no canto a los tiranos Ni por den del patrón. El pillo y el trapalón Que se arreglen por su lado Con payadores comprados Y cantores de salón.
Por la fuerza de mi canto Conozco celda y penal. Con fiereza sin igual Más de una vez fui golpito, Y al calabozo tirao Como tarro al basural.
Se puede matar a un hombre, Pueden su rancho quemar. Su guitarra destrozar. ¡Pero el ideal de la vida, esa es leñita prendida que naides ha de apagar!
Los malos se van alzando Todo lo que hallan por áhi; Como granitos de máiz Siembran los peores ejemplos, Y se viene abajo el templo De la decencia del país.
Detrás del ruido del oro Van los maulas como hacienda; No hay flojo que no se venda Por una sucia moneda; Más, siempre en mi tierra queda Gauchaje que la defienda.
Cantor que cante a los pobres Ni muerto se ha de callar. Pues ande vaya a para El canto de ese cristiano, No ha de faltar el paisano Que lo haga resucitar.
Hoy que ha salido un poquito De sol pal trabajador. No falta más de un cantor Que lo cante libremente. Pero sabe mucha gente Que primero canté yo.
El estanciero presume De gauchismo y arrogancia. Él cree que es extravagancia Que su peón viva mejor. Más, no sabe ese señor Que por su peón tiene estancia.
Aquel que tenga sus reales Hace muy bien en cuidarlos; Pero si quiere aumentarlos Que la ley no se haga el sordo. En todo puchero gordo Los choclos se vuelve marlos.
Una vuelta, sin trabajo, Andaba por Tucumán, Y en una fonda, ande van Cantores de madrugada, Me acerqué pa la payada Que siempre ha sido mi afán.
Aunque extrañando la monta Me le apilé a un instrumento. Y al cabo de algún momento Le di puerta a una baguala, Con una coplita rala De esas que llevan los vientos.
Fuera tal vez la guitarra. ¡Tan lindo como sonaba! Mi corazón remontaba Tristezas de los caminos, Y lo maldije al destino Que tantas penas me daba.
Un hombre se me acercó Y me dijo: -¿Qué hace acá? Viaje pa la gran ciudad Que allá lo van a entender; Áhi tendrá fama, placer Y plata pa regalar.
¡Para que lo habré escuchao! ¡Si era la voz del Mandinga! Buenos Aires, ciudá gringa, Me tuvo muy apretao. Tuitos se hacían a un lao Como cu...erpo a la jeringa.
Y eso que no vine pobre Pues traiba alpargatas nuevas. Las viejas... pa cuando llueva En la alforja las metí; Un pantalón color gris Y un saco tirando a leva.
Saltando de radio en radio Anduve, figuresé. Cuatro meses me pasé En partidas malogradas; Nadie aseguraba nada, Y sin plata me quedé.
Vendí mis alforjas. Mi guitarra, ¡la vendí! En mi pobreza, ay de mí, Me hubiera gustao guardarla. ¡Tanto que me ha costao comprarla! Pero, en fin... todo perdí.
¡Vihuela, dónde andarás, qué manos te están tocando. Noches eternas pensando Siquiera como consuelo, Que sea un canto de este suelo Lo que te están arrancando...!
Cuando el máiz está en barbecho Luce un color brillantón; Las hebras, como un nailón Presumen con sus lindezas. Pero agachan la cabeza Si las agarra el carbón.
Igual me pasaba a mí En aquellos tiempos idos; Joven, fuerte, presumido, Y cuando se acabó el queso, Volví en un triste regreso Poblada l’alma de olvidos.
Cosas de la juventud... ¡Malhaya, dónde andarás...! Aura que estoy bataraz De tanto cambiar el pelo, Recuerdo aquellos desvelos Pero no miro p’atrás.
Me volví pal Tucumán Nuevamente a padecer. Y en eso de andar y ver Se pasaron muchos años Entre penas, desengaños, Esperanzas y placer.
Más, no jue tiempo perdido, Asegún lo vi después. Porque supe bien como es La vida de los paisanos. De todos me sentí hermano Del derecho y del revés.
Siempre recuerdo los tiempos en que iedras o pasé, los cerros que atravesé buscando lo que no hallaba, y hasta a veces me quedaba por esos campos de a pie.
La vida me fue enseñando Lo que vale una guitarra; Por ella anduve en las farras Tal vez hecho un estropicio, Y casi me agarró el vicio Con sus invisibles garras.
Menos mal que adentro llevo Lo que la tierra me dio. -Patria, raza o que sé yo-, pero que me iba salvando, y así, seguí caminando por los caminos de Dios.
La cosas estaba en pensar Que al pulsar el instrumento, Hay que dar con sentimiento Toda la fuerza campera. Pero nadie larga afuera Si no tiene nada adentro...
La guitarra es palo hueco, Y pa tocar algo bueno, El hombre debe estar lleno De claridades internas. ¡Pa sembrar coplas eternas la vida es un buen terreno...!
Si el rezar brinda consuelos Al que consuelo precisa, Igual que cristiano en misa O matrero en medio ‘el monte, Yo rezo en los horizontes Cuando la tarde agoniza.
Queda callada la pampa Cuando se ausenta la luz. El chajá y el avestruz Van buscando la espesura, Y se agranda en la llanura La soledad del ombú.
Entonces, igual que un poncho A uno lo envuelve la tierra. Desde el llano hasta la sierra Se va una sombra extendiendo, Y el alma va comprendiendo Las cosas que el mundo encierra.
Ahí está el justo momento De pensar en el destino. Si el hombre es un peregrino, O busca amor y querencia, O si cumple la sentencia De morir en los caminos.
En el Norte vide cosas Que ya nunca he de olvidar. Yo vide gauchos peliar Con facones caroneros O con machetes cañeros Que el verlos hacía temblar.
Rara vez mata el paisano Porque ese instinto no tiene; El duelo criollo se aviene Por no recular ni un tranco. Hace saber que no es manco Y en el peliar se entretiene.
No hay serrano sanguinario Ni coya conversador; El más capaz domador Jamás cuenta sus hazañas, Y no les tienta la caña Porque el “morao” es mejor.
Cada pago se aficiona A una forma de peliar, Y aquel que quiera guapear Antes tendrá que advertir Que para saber salir Hay que aprender a dentrar.
Se agarran a puñetazos Igual que en cualesquier parte; Pero es una cencia aprte Usar los modos del pago. Ahí se pone fiero el trago Como dijo don Narvarte.
Cordobés, pa la pegrada. Riojano, pal rebecaso. Chileno, pal caballaso. Salteño, con daga en mano. Y es un rey el tucumano Pa peliar a cabezasos.
Siempre el criollo ha de peliar De noche y medio machao. Es una pena, cuñao, Que a veces por una tuna Se nublen noches de luna Y cielitos estrellaos.
Una canción sale fácil Cuando uno quiere cantar. Cuestión de ver y pensar Sobre las cosas del mundo. Si el río es ancho y profundo Cruzo el que sabe nadar.
Que otros canten alegrías Si es que alegres han vivido. Que yo también he sabido Dormirme en esos engaños. Pero han sido más los años De porrazos recibidos.
Nadie podrá señalarme Que canto por amargao. Si he pasao lo que he pasao Quiero servir de advertencia. El rodar no será cencia Pero tampoco es pecao.
Yo he caminao por el mundo He cruzao tierras y mares, Sin fronteras que me pare Y en cualesquiera guarida, Yo he cantao, tierra querida Tus dichas y tus pesares.
A veces, caiban al canto Como vacaje a la aguada Para escuchar mis versadas Hombres de todos los vientos, Trenzando sus sentimientos Al compás de la encordada.
Pobre de aquel que no sabe del canto las hermosuras. La vida, la más oscura, La que tiene más quebrantos, Hallará siempre en el canto Consuelo pa su tristura.
Dicen que no tiene canto Los ríos que son profundos. Más yo aprendí en este mundo Que el que tiene más hondura, Canta mejor por se hondo, Y hace mil de su amargura.
Con los tumbos del camino Se entran a torcer las cargas. Pero es ley que en huella larga Deberán acomodarse. Y aquel que llega a olvidarse Las ha de pasar amargas.
Amigos, voy a dejar. Está mi parte cumplida En la forma preferida De una milonga pampeana. Canté de manera llana Ciertas cosas de la vida.
Aura me voy. No sé adónde. Pa' mí todo rumbo es güeno. Los campos, con ser ajenos Los cruzo de un galopito. Guarida no necesito, Yo sé dormir al sereno...
Siempre hay alguna tapera En la falda de una sierra. Y mientras siga esta guerra de injusticias para mí, Yo he de pensar desde allí Canciones para mi tierra.
Y aunque me quiten la vida O engrillen mi libertad. ¡Y aunque chamusquen quizá mi guitarra en los fogones, han de vivir mis canciones en l’alma de los demás!
¡No me nuembren, que es pecao, y no comenten mis trinos! Yo me voy con mi destino Pa'l lao donde el sol se pierde. ¡Tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un argentino!
Confirmação de Idade
Esta letra possui restrição de idade, você deve ter mais que 18 anos para acessá-la.
Compositor: Hector Roberto Chavero (Atahualpa Yupanqui) (SADAIC)Editor: Warner Chappell Music Argentina (SADAIC)ECAD verificado obra #3497799 em 09/Abr/2024 com dados da UBEM